Adictos al café

martes, 29 de septiembre de 2015

Corazón de mimbre.



"Ya lo dice Marea, con su maravilloso Corazón de mimbre: 'nos querremos más que nadie pa que no corra ni el aire entre tú y yo.' 
Y vaya si nos quisimos, tanto que no corría ni el aire, ni siquiera helaba el frío de aquella noche que se hizo día a bajo cero. Pero cuanto más frío más te apretabas y más me repetías aquello de: "esto no me ha pasado nunca". 
Y ahora que te has ido, no sé qué creer, si es cierto eso de que hay personas que mienten con una facilidad asombrosa, que los tópicos son verdaderos, que eres uno más del que me llevo una lección, que, ciertamente, a estas alturas, ni siquiera me interesa. O pensar que sí que me quisiste aquella vez y las mil anteriores, que de verdad no querías que se acabara el tiempo juntos, que la vida te ha sorprendido tanto como a mí, que has descubierto que el destino existe y los planes se rompen sin preguntar. Pensar, tal vez, que el miedo te puede, que desconfías de mi independencia y te acojona que nunca te necesite del todo.
Y es cierto, yo no te necesito, pero te quiero. Te quiero conmigo desde que nos chocamos y me dijiste: no puedo aguantar más. Y vi que eras débil por mí, pero no te equivoques, tú tampoco me necesitabas, me querías. Me elegiste durante todos los momentos en que besabas mi boca y mi piel, ajeno a un mundo que estabas destruyendo. Y me seguiste eligiendo después, cuando decidiste no arrepentirte de haberme querido, cuando sonriendo decías que volverías a repetir cada momento conmigo. 
No, no te necesito, porque necesitar es la peor forma de amor que conozco. Porque quien se necesita se destruye, se apodera, se aprovecha, se intoxica. Quien necesita no elige, no crece, no admira. Yo te quiero y no sabes cuánto lamento que no estés acostumbrado a que te quieran libre. Te quiero y te elijo porque me pareces mejor que cualquier otra opción, porque contigo he sido tan feliz que aún no sé cómo contarlo. Te elijo por la naturalidad con la que me dejaste ser yo misma, por no tener miedo a decirnos lo que pensábamos, por confesarnos importantes, por saber besar con tanto mimo. Esta es mi forma de querer. Elegir, elegirte cada día, incluso sino te veo. Saber que conversar contigo es mejor que viajar en barco con cualquier otro. Y en eso, es en lo que vamos a volver a caer, volveremos a querernos más que nadie, a no dejar pasar el aire, aunque el frío se convierta en primavera, aunque los besos bajo el sol retornen a nuestra vida y los meses corran tan rápido que nos dé vértigo tanto tiempo compartido. También sé que no tardarás mucho en no ver a nadie más que a mí cuando cierres los ojos, que las noches te convertirán en ese hombre canalla que se pregunta dónde me he metido pero no se atreve a descolgar el teléfono. Y yo te seguiré dejando que me elijas, porque sé que nadie renuncia nunca al adictivo placer de la libertad."

No hay comentarios:

Publicar un comentario