Adictos al café

jueves, 29 de enero de 2015

"O disparas o disparo
Pero vamos a dejarnos ya de duelos"

Y es que no sé si quiero ir o venir; no sé si quiero quedarme sentada mirándote como duermes o simplemente marcharme, dándote un beso en la frente y dejarte en medio del océano de tu cama bajo el nórdico de tus aguas. 

Estoy en esa etapa de mi vida en la que ser fuerte es la única opción que queda, a pesar del cansancio. Y el único amor que me queda es el que le regalo día a día a mis pacientes. No hay más. He notado que hasta a mis amistades les falta lo que siempre les dí, y siento que estoy agotada. Por más que busque en mis reservas de almacén, el stock está vacío. No he podido reponerlo, y sé que aún no podré. Hay que dejar pasar tiempo... Si tocas una herida abierta, no terminará de cicatrizar. Y aunque dicen que por algo o alguien que te ocurra no debes dejar que influencie en tu trato a los demás, aunque no quieras, ocurre. Dejas de dar el 100% porque no puedes, física y mentalmente, no puedes. 

Entonces es cuando entras en juego tú. Ni me exiges, ni te exijo. Solo existimos en esos momentos en el que uno se acuerda del otro, y chao. Como dice la morena. 

Ni quiero, ni no quiero. Que estés en mi vida. Que me dan un poco igual tus idas y venidas, porque es lo más parecido a sentirme libre sin miedo a que me aten y dejar de ser yo. Igualmente no soy yo del todo. Vamos, que ahora mismo me ahogo en una pura contradicción. Es lo que hay. Sin más.

No voy a negar que un mensaje me provoca una sonrisa. Ni que la excusa del café es la mejor para encontrarme con tus ojos. Y es que los lobos, por muy solitarios que parezcan, en el fondo anhelan juntarse con otros. Y formar manada. 

Yo no quiero una manada ahora. Hice el intento y no salió bien. Todavía duele. Luché por mi cachorro, sola. Tampoco pudo ser, y esto si que me ha dejado una gran herida. Ahora mismo, es la época de recorrer praderas sola, de adentrarme en bosques en busca de una pieza de caza para no morir de hambre. Todo sola. Porque hay momentos en la vida en los que se debe recorrer camino sin red de seguridad, aunque caigas y duela. Es típico tópico, pero cierto. 







lunes, 26 de enero de 2015

Una estrella se enciende.


No se predice. No se sabe. 


OCURRE.

"Un ángel cayó"














LLevaba días recordando mi paso por UVI, las sensaciones que me despertó y lo que aprendí. A veces nos quejamos por vicio, o simplemente en ese momento nos parece impensable sobrevivir a una mala etapa en la vida. Y deseamos desaparecer. Cerrar los ojos, y dormir mucho tiempo, incluso tal vez para siempre. 

Y de repente ocurre. Una vida se apaga, una estrella se enciende. 

Eterno sueño el tuyo, que donde quiera que estés cuides de tu gente. De tu familia, de tu novia. De tus amigos, que te volverán a ver cuando les toque cruzar la línea y estar allí donde quiera que sea que vayamos después de estar en este mundo. 

Somos energía. Somos aire, polvo, agua, fuego. Somos vida. No somos nada. Porque de repente, dejamos de estar. Inesperado. 



"Cuando los ángeles lloran, lloverá".  Pero hoy el sol luce, entre las nubes. Esa es tu sonrisa, niño.



domingo, 11 de enero de 2015

Dejas mi cuerpo como si acabase de llegar de la guerra. O mejor aún: como si la guerra hubiese sido en él.
Detrás de las trincheras de mis clavículas escondía la metralla para anular tu fuego amigo, pero no fui capaz. Tus granadas estallaron contra mi cuello y crearon boquetes del tamaño de colmillos, sí. Porque no es necesario atacar con tanques si con solo mirarme me desarmas. Y no hablar del cuerpo a cuerpo; esa lucha la tienes más que ganada. Y es que, por más que lo intente...desde que aterrizo en tu geografía ya sé que la bandera blanca ondea en mi campamento.