Adictos al café

lunes, 4 de noviembre de 2013

"¿Por qué corres?"

   Ya se ha cumplido un mes desde aquellos primeros días de Octubre en los que comencé con un reto que llevaba tiempo en mi mente: correr. Nunca se me ha dado bien, por lo que nunca me ha gustado. Pero una necesidad imperiosa gritaba en mi interior, me decía "vamos, ¡¡sal!! lo necesitas...". Y así era. Desde que empecé la universidad he estado parada, deportivamente hablando. Dejé la rítmica, dejé de nadar... Y me volví una auténtica sedentaria de un momento a otro. Gracias a que mi genética es buena, y tras muchos años de deporte por mucho que pare una temporada no cambia mi anatomía. 

   Pues eso, queso. Que llevaba sopesando un tiempo el correr, pero no acababa de decidirme. Ya fuera por vergüenza o qué se yo (creo que el no aguantar ni dos minutos corriendo influía), retrasaba una y otra vez ese momento de calzarme las zapas y salir ahí fuera. "Mañana, mañana...". La idea era comenzar en Septiembre, pero como otros muchos buenos propósitos que te empeñas en comenzar un lunes, en año nuevo o cuando regresas del verano, este cayó el saco del olvido porque siempre encontraba "escusas" para no salir a correr. Hasta que, el 1 de Octubre me dije a mi misma que se había acabado ese escaqueo, el poder y no querer. Estaba agotada ese día, pero me daba igual: iba a salir aún así solo aguantase esos temidos "dosminutos" que me asfixiaban solo con pensarlo. Fuera miedos, vamos reto. 


   Efectivamente salí y no era capaz de llevar una respiración normal: enseguida empecé a hiperventilar y las piernas se me aceleraban solas. No era capaz de acompasarme (y eso que entre el baile y la música se supone que sé llevar los tiempos...Correr es otro cantar). Me frustré, ¡¡vaya que si me frustré!! El jodido dolor en el flanco derecho me estaba matando. Y de paso, asfixiando. Dos minutos, ¡¡qué sorpresa!! Como me era bastante complicado seguir corriendo, decidí caminar. Y no tardé mucho en volver a casa, pero mañana sería otro día. No había aguantado nada, pero me sentía algo contenta por haberme decidido a intentarlo. Días después (creo recordar que casi una semana) volví a salir. De nuevo la misma rutina: acelerarme (tendencia de velocista modo on, fondista modo off), respiración acelerada e insuficiente, flato en la fosa iliaca derecha. Bueh...esa vez fueron 4 minutos. Algo es algo, dijo un calvo cuando encontró un pelo en la sopa. 

   Poco a poco fui saliendo, animándome que si no corría por lo menos caminaría. Tres veces en semana era una buena meta, y al menos uno de esos días corría aunque fuese un poquito. Cambié la música de mi reproductor, con nuevas melodías de ritmos marcados y moviditas (para animarme). Comencé a salir acompañada, lo cual fue vital para aprender que puedo ir más despacio y, ¡¡eureka!!, descubrir que soy capaz de coordinar mi respiración y hacerla cada vez más lenta aunque mis piernas vayan un poco más rápido. 

   Y así, sin darme cuenta, fueron pasando los días. Y, contra todo pronóstico, fui aguantando cada vez un poco más. Ya salía sola, sin necesidad de compañía que me marcase el ritmo: podía hacerlo yo misma. La música, mis pasos y mis ganas de superarme. De aguantar dos minutos a hacerlo veinte; de hacer tan solo metros a marcarme mis cuatro km. No está mal =) ¡¡y seguiré sumando!!


  Entrego mi tiempo, para entrenar la mente...la fuerza de la mente. Porque cuando sientes que no puedes más, un "vamos campeona" es una inyección. Es mi particular GO GO GO (gracias LR). Cada uno tiene su propio mantra, su frase de repetición para decirle al interior que se puede seguir, que todavía queda energía. "Hasta la siguiente farola" también sirve :P 


  Hoy me marqué 50 minutitos. Tuve que dejar de trotar en algunas cuestas y echarme a andar a paso veloz, porque aún no tengo el fondo deseado. Pero sigo adelante, porque mi meta es superarme. De prácticamente odiar correr a necesitar hacerlo día sí y otro también...es un GRAN paso. Para mí lo es, y eso es suficiente. Digan lo que digan, piensen lo que piensen. Porque si quieres, puedes. LUCHA. (aplicable no solo a correr, si no a más cosas...) Lo importante es encontrar el ritmo, cosa que parece fácil pero oye, puede llevarte a frustración al principio porque nadie dijo que correr fuese sencillo. Y menos para personas como yo, que tenemos cero fondo, y un corazón tendente al desboque junto con una respiración más rápida de lo usual. Hay que buscar el foco, centrarse en la idea de que estás corriendo y no lo haces por que sí: lo haces por una razón. La que sea. Hay gente que lo hace porque quiere hacer ejercicio y con ello bajar de peso, otras personas porque siempre han hecho deporte y necesitan seguir haciéndolo, algunas porque sienten que corriendo liberan cargas pesadas y ese estrés de la semana, ...

  El anuncio de Nike "Just do it - Un sinfín de posibilidades" dice una frase que me gusta mucho, la cual escuché días antes de tomar la firme decisión de incorporar a mi rutina el salir a correr;  dice así: "si puedes correr por llegar tarde, corre una manzana. ¿Demasiado fácil? déjalos atrás...ASÍ ES COMO SE CORRE"



   Me preguntaron, en mi carrera de esta noche, que por qué corro. A este interrogante que me formularon le acompañaba una mirada-barrido, esas de arriba hasta abajo y viceversa, como dando a entender que a mí no me hace falta correr. Eh, que no lo hago por el cuerpo (qué si, vale, mi sistema cardiovascular y respiratorio lo agradecen, pero no es precisamente por las "chichas" por lo que lo hago). Estoy entrenando mi mente, poniendo a prueba mi capacidad de seguir adelante y, para mi grandísima sorpresa ver que mi límite está más allá de lo que yo lo había estipulado. Y que conste que sigo buscándolo, porque aún no lo he encontrado. Como dice Josef Ajram, "I don't know where the limit is, but I know where it's not". Pensaba que no era capaz de acompasar mi respiración, que no podía respirar profundamente y lento mientras corría pero sí, sí que puedo y además cada vez lo hago mejor: aguanto más y disfruto a cada paso que doy, llenando mis pulmones con el aire que lleva ese oxígeno para cada uno de mis músculos, para seguir adelante, corriendo y disfrutando de lo que hago. Y de lo que poco a poco consigo. 


  Llegar a casa, estirar (no solo para descargar músculos sino para no olvidar que una vez fui gimnasta...) y hacer alguna que otra repetición con mancuernas, flexiones o abdominales culmina la sesión. Y qué decir de una buena ducha de agua tibia que relaje el cuerpo...viva el sonido del agua caer, que relaja la mente también. FELICIDAD ABSOLUTA, y mi espíritu de superación dando saltitos. 



"SERÁ MEJOR QUE EMPIECES A MOVERTE. JUST DO IT."