Adictos al café

miércoles, 9 de julio de 2014

Sin saber qué decir, pero con muchas ganas de hablar.

 LLevo casi un mes si pasar por mi rinconcito y sentarme frente a esta pantalla, con mi tacita de café humeante al lado y escribir...y decir tanto, todo y más. Lo que es poesía y lo que no lo es. Pensamientos sin sentido, o bien elaborados, cada palabra pensada o simplemente, escupir sentimientos.

 Escupir sentimientos... Últimamente estaba reprimiendo los míos. Y alguien, con sus sabias palabras, me dijo que no ser yo misma no me estaba dejando ser feliz. Me di cuenta en ese momento que había dejado de quererme y valorarme como debería. Me olvidé por completo de mi persona, para entregar en cuerpo y alma todo lo poquito que pudiera tener... Y lo peor, es que tenía (y creo  que sigo teniendo) un dilema, una lucha interna conmigo misma: por un lado quería (y quiero) dar todo lo que sintiese y mostrarme tal cual soy, puro mimo, sonrisas, tolerancia, respeto y confianza; el pequeño problema que me encuentro, por otro lado, es que me reprimo el querer ser tan cariñosa, tan yo: es como si quisiera ser una fría piedra que no deja traslucir nada de su interior. Ni luces, ni sombras. Nada.

 Y es eso lo que me mata. Tras ciertas conversaciones y muchas vueltas a la cabeza, llegué a la conclusión de que si mi esencia es ser de cierta manera, no puedo cambiarla. O sí, pero me hace daño. No ser yo no va conmigo. Pero, ¿y a quién si le va? "Cada uno es como es". Y sonrío irónica, quien me conoce lo suficiente sabe el por qué, y el entrecomillado a la frase...

  A mi lo que me gusta es sonreír. Lo he hecho toda mi vida, con la bocota bien grande enseñando dientes-dientes. Y con los ojos. Si es verdad que han habido momentos en los que me ha costado, y quien ha mirado más allá, al fondito de mis ojos, se ha encontrado con que por mucho que pinte sonrisas en mi cara, éstas no son de verdad. Y no quiero más sonrisas tristes. Raquel es sinónimo de vida, sonrisas y risas, una buena broma, y abrazos. Abrazos, ¿quien recuerda aquella época de la ESO en la que los regalaba con tanta asiduidad? Lo pienso y me rio. Era un jodido koala. Pero uno crece, y se hace más selectivo a la hora de regalar abrazos. C'est la vie. 

Después de toda esta palabrería, ¿puedes creer que sigo sin saber qué decir? Tal vez deba organizarme un poco mejor antes de sentarme aquí delante, porque por muchas ganas de hablar que tenga debería hacerlo de forma organizada. Tengo un "brainstorming" brutal: imágenes se me cruzan por la mente, junto con conversaciones sucedidas y aquellas que me hubiese gustado tener, momentos, olores y colores que evoco aunque no pueda sentirlos como en los lugares en los que los experimenté...

Bueno, prometo volver con algo más decente...hasta entonces, ¡nos vemos!