Adictos al café

miércoles, 3 de julio de 2013

Los ojos verdes de Rina.

No puedo aguantarme las ganas de estrujarla, de tenerla cogida en brazos y no soltarla. Y ella, agradecida, se quedaría más a gusto que un arbusto, cerrando esos ojilluelos verdosos que tiene. Ya ha ocurrido, por eso sé que lo haría. Cogida como un bebé, panza arriba, girando su cabecita para poder ver alrededor, o simplemente apoyándola sobre mi hombro para cerrar los ojos y dejarse llevar...

La primera vez que la ví, por fotografías, no me llamó tanto la atención como la primera vez que la tuve de frente. Desprende algo, que me recuerda a la sensación que tuve cuando Mia y yo nos miramos por primera vez. Su esencia, tranquila a pesar de ser tan pequeña, parece que deja entrever como será si sigue por esta línea. A pesar de querer jugar, no desespera, como sus amigos. Ella mantiene la calma. Te mira cuando caminas junto a ella. Te busca las manos para mordisquearlas si la dejas. Y su mirada, sus jodidos ojos verdes...parece que denotan interés por el mundo pero a la vez cierta tristeza, quizá porque su lugar no está donde ahora se encuentra.



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