Hace ya seis que te dí, sin quererlo, la contraseña de paso a mi corazón; te dí la llave que abre mi cajita de sentimientos, esos que te aguardaban, esos a los que fuiste despertando poco a poco desde el primer momento que me miraste a los ojos de verdad, aquella tarde, en la biblioteca. Y yo, pobre ignorante, no lo supe hasta que nos alejamos hasta casi cuatro mil durante un mes...lo cual confirmé la noche en la que decidiste robarme un beso, sin que lo esperase, pero el cual deseaba con ganas. Aunque no quisiese recoconocerlo.
Busqué unos ojos, y los encontré. Tomé una mano, y me acerqué. Me dijeron: "Este es tu sitio, ésta es tu taza de café. No digas nada,dices con la mirada más de lo que crees." Iba a la deriva, llevando mi alma en el timón. Iba por la vida sólo escuchando a mi corazón; buscando un puerto y un cielo abierto lejos del dolor. Hice tanto camino, buscándome en otra piel. Y a mi destino quise mantenerme fiel. Una princesa herida a la que el teatro de la vida le cambia su papel. Esa es... Raquel.
lunes, 18 de febrero de 2013
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